Un Profesor de Taebo cuestionó el accionar de la Dirección de Deportes por las clases en el Parque

Escrito por Lic. Emiliano Arriaga Zugasti el . Publicado en Deporte

La carta que firma el Profesor de Taebo Manuel Alejandro Aparicio dice "esto empezó cuando, sin siquiera consultarme, Ignacio Ortega (reemplazante de Marcelo Azcurra en Secretaría de Deportes) publicó que se realizaría una clase abierta de Tae-bo el domingo 27 de Enero a las 19.00 horas. Recién 2 días después de publicarlo me llamó preguntándome si iba a poder impartir tal clase. Ante su pregunta le dije: -"Y bueno, ya está publicado, así que me arreglaré para estar, pero hubiera sido mejor que me consultaras antes." Dicho esto, comencé a difundir el evento en la hora que él me había indicado. A los 2 días me hace ir hasta Pigüé (yo vivo en Saavedra) para decirme que había cambiado el horario a las 20:00 horas, (ahí empecé a sospechar que este tipo era un inepto importante.¿porqué no me lo dijo por teléfono?). Cuando le pregunté me dijo que además quería saber como iba a manejarme con la música porque Agustín Catalano tenía USB y si llevaba un Pendrive era mejor que en CD. (A esas alturas mis sospechas de Ineptitud se confirmaron). Le aclaré que siempre llevo backups en ambos dispositivos de almacenamiento y me fui".

Según le indicaron a FM de la Ciudad la misiva continúa afirmando que "el día designado para la clase, fue un día particularmente difícil para mi, aún así, viajé desde Bahía Blanca para cumplir con lo pactado. Algunas de mis alumnas viajaron desde sus respectivas localidades o adaptaron sus planes con el mismo objetivo. Al llegar al parque noté que el equipo de Aires música estaba a medio armar y el propietario ni siquiera se hallaba presente en el lugar. Ignacio Ortega brillaba por su ausencia".

 

Allí agrega que "el horario era clave porque la gente salía de la pileta y había más posibilidades de captar público.

El tiempo fue pasando, la pileta fue quedando desierta y nosotros quedamos parados en la cancha de básquet como esperando la carroza.

Con vergüenza ajena y tras llamar a Catalano- quien me dijo que no se le había informado nada al respecto- tuve que decirles a mis alumnas que la clase se suspendía.

Entonces apareció en escena Mercedes Báez para intentar calmar las aguas, pero ya era muy tarde. En minutos comenzarían a tocar las bandas en el escenario mayor y en la zona donde estábamos no quedaba ni el gato.

Mi bronca casi se mezclaba con humillación y una pregunta resonaba en mi mente: ¿¿El irresponsable de Ortega cobra por hacer las cosas para el tuje??

“El respeto se aprende en casa, pero quien no me respeta tampoco se merece mi respeto".

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