La relación gobierno – sector agropecuario sigue generando críticas
“El conflicto desatado por el Gobierno contra el campo, ha llegado a un punto en su evolución que nos obliga a ejercer nuevas formas de lucha, eso sí en un escenario embarrado por funcionarios oficiales” dice una carta pública que lleva la firma del Ingeniero Agrónomo Lionel Echeverz al cuestionar el rol del gobierno nacional en tanto el conflicto con el agro.
En las líneas siguientes, el profesional local acotó que, “para comprender esta nueva realidad es prioritario bucear en el núcleo duro de las decisiones gubernamentales, porque entendiendo su lógica, interpretaremos la razón de sus acciones”.
Acto seguido, la nota firmada por el Ingeniero Lionel Echeverz manifiesta que “para ello debemos tener presente que sus principales personajes provienen en algunos casos, de una militancia ultra y maniquea, en otros, de una conversión de última hora, lo que produce que muchas de sus decisiones estén impregnadas de un fundamentalismo anacrónico, agravado aún más en este caso en particular, por el desconocimiento que exhiben de la realidad profunda del sector agropecuario .
Levantan viejas consignas: oligarquía vacuna, golpistas, etcétera para justificar así sus posteriores acciones: retenciones a los que más ganan para una más justa redistribución de los ingresos.
Pero el fondo de la cuestión es otro: el modelo económico, base de acumulación de poder del kirchnerismo, pareciera estar agotándose. Sino veamos: inflación que ya ni los dibujos del INDEC pueden tapar, crisis del sector energético por falta de inversiones , fuerte compromiso de pago durante este año de intereses de la deuda externa , ampliación en un 50% de las partidas asignadas a subsidios y fundamentalmente la rápida recomposición de la caja severamente diezmada como consecuencia de las pasadas elecciones . Frente a este estado de situación, el Gobierno apeló a su vieja y conocida fórmula: retoque de las retenciones agropecuarias para hacerse de los fondos necesarios bajo la presunción que el sector no iba a reaccionar. Se equivocó y la realidad le devolvió una imagen que no estaba en los cálculos oficiales, ya que no solo el campo reaccionó sino que encontró la comprensión y la solidaridad de los sectores medios urbanos a sus reclamos, constituyéndose ello en un dato no menor para el desarrollo del conflicto.
Y es precisamente a partir del registro de este hecho, que el Gobierno inicia una tarea sistemática de desgaste y ruptura de tan formidable respuesta social a un estilo de construcción política. Entonces se transforma en parte del paisaje cotidiano las ya payasescas apariciones de Moreno, el accionar de D’ Elía y Pérsico como fuerza de choque al mejor estilo nazifascista y en el medio, anuncios que ponen al desnudo no solo que las mismas surgen como consecuencia de la protesta denotando así la falta absoluta de un programa agropecuario, sino peor aún, que las mismas son de difícil cumplimiento dada la preocupante situación económica.
Y redoblan la apuesta en la permanente provocación y des-trato hacia la dirigencia del campo para provocar en el sector la equivocación que están esperando.
En síntesis, estamos ante la presencia de una patota que desde la Casa Rosada dirige el rumbo del país avasallando los más elementales derechos ciudadanos. De tal modo nos encontramos en medio de un escenario enrarecido, cargado de tensión donde, según la visión oficial, los productores agropecuarios somos los culpables por nuestra avaricia de todos los males que padece nuestra sociedad y por si fuera poco , también somos peligrosos conspiradores ante el orden constituído.
Estos actos oficiales lejos de mostrarnos autoridad y fortaleza, ponen al descubierto una preocupante debilidad. Es por tal razón que debemos demostrar que no solo coraje tenemos, sino que también reconocemos la solidaridad social hacia el justo reclamo, devolviéndole en consecuencia con la nuestra por los malos y no deseados momentos vividos durante el paro.
Por lo tanto en esta difícil hora, mantener dignamente el reclamo pasa por circunscribir nuestras acciones solo a la actividad específica. Ello implica desde mi punto de vista, que en los hechos coordinemos en todo el ámbito nacional bloqueos, en cada uno de nuestros pueblos y por tiempo determinado, a la salida de camiones y operativos ferroviarios de granos y ganados hacia sus destinos finales: puertos, fábricas, frigoríficos y mercado de hacienda, con lo cual continuamos en la lucha pero sin resentirla y por lo tanto evitando su debilitamiento. Además repetiremos esta metodología cuantas veces sea necesario para que el Gobierno entienda de una buena vez la magnitud de la crisis que ha desatado y revea de tal modo su postura.
Soy consciente que al Gobierno también le corren los tiempos, por lo que no debemos inducir o fomentar saltos institucionales al vacío, todo lo contrario, a partir del sinceramiento oficial del problema creado, ponernos todos a trabajar en el hallazgo de las soluciones necesarias en un marco de reconocimiento de la autoridad nacional legítimamente constituida por el voto popular y en el respeto más profundo de todos los argentinos”.