Facundo Lagrimal se coronó campeón de la Liga del Sur con Liniers

Un informe de La Nueva Provincia asegura que "el elenco albinegro perdía 1 a 0 y jugaba con dos hombres menos. Pero apareció Julio Acosta, respaldado por otros ochos leones, y dio vuelta la página para darle un éxito que será recordado para siempre. ¡Salud!".
Según le indicaron a FM de la Ciudad "Mc Coubrey, Acosta (el héroe de la noche), Bouzat, Lagrimal y Salas celebran la obra cumbre del año.
Con fe, corazón, amor propio y la impronta de Acosta, Liniers celebró anoche su título 14 en la Liga del Sur en una final que será recordada por mucho tiempo. Es que el chivo perdía 1 a 0 ante Bella Vista y tenía dos hombres menos, pero lo dio vuelta y terminó celebrando con su gente".
El equipo de Comino-Ehulech dejó su sello en la historia y ya nada podrá borrar lo que consiguieron nueve leones adentro de la cancha y el resto acompañando de afuera. En definitiva, el albinegro fue un campeón con todas las letras y sacó patente de guapo -con la pelota en el piso-- en el momento más difícil del año. Ni más ni menos.
La noche había comenzó a toda orquesta para Bella Vista. Con más juego, encontró el gol casi desde el vestuario. Luego de un córner a favor del chivo, salió el contragolpe albiverde y Salgado le puso el moño a un pase colosal de Quique Gutiérrez desde unos 35 metros. El zurdo levantó la cabeza desde la izquierda, la cambió de frente y el 10 -tras matarla con el pecho- eludió a Partal y sentenció con un derechazo.
El elenco de Comino lució aturdido, con pelotazos intrascendentes para Acosta y Mc Coubrey y sin cambio de ritmo.
Sin embargo, pasando la media hora, la escuadra albinegra encontró cierto resquicio. Acosta combinó con Mc Coubrey y el de Conesa, pero no pudo vulnerar a Stefanof.
El partido se emparejó. Pero Mauro Martínez metió la mano estando amonestado y Sergio Testa -tal vez demasiado riguroso- le mostró la roja.
Rosas dilapidó dos claras chances hasta que Arce se fue de boca y también corrió el mismo camino del Turu Martínez.
Parecía que todo estaba sellado. Pero el fútbol vive dando cachetazos y el chivo se levantó para dar vuelta la historia con dos hombres menos.
Mc Coubrey se vistió de asistente y le puso un pase milimétrico al infalible Acosta, quien con un toque suave de zurda por sobre el cuerpo de Stefanof.
Podlesch mostró firmeza atrás, Lagrimal marcó por las dos bandas, Dietrich fue un guerrero y Salas trajinó a destajo. Y asi a eso hubo que agregarle el hambre permanente de gol de Acosta y la solidaridad de Mc Coubrey.
Ehulech -con Comino en las duchas, expulsado en la primera etapa- mandó a Bouzat por Monzón para sorpresa de todos. Sin embargo, el tiempo le daría la razón en pocos minutos. El Chiqui arrancó la jugada que derivaría en el título. En posición de 10, desairó a Torman y lanzó el pelotazo para Acosta. El 9 quebró la cintura, desarmó a Wilson, miró hacia un palo y definió al otro. Colosal.
Los de la Loma quedaron aún más aturdidos. Los cambios (tardíos) no dieron resultado y el albinegro se mantuvo firme.
Y llegó el pitazo de Testa. Liniers se desahogó en un abrazo eterno. Tan eterno como este triunfo con dos menos en una final y ante el clásico de los tiempo modernos. Y quedará grabado a fuego como la noche en que el chivo se disfrazó de toro. Y olé!!!
