Clarín tituló hoy 'Seba Heiland, el que sabe que ser justo es la mayor victoria'
Un informe del matutino argentino señala que "le dieron ganada una pelea y, cuando le levantaron la mano, dijo que el vencedor había sido su rival. “Fue un fallo localista”, sostuvo. Y evaluó que aprende al perder".
Ocurrió en la madrugada de ayer, en el Centro de Educación Física 83, de Pigüé. El gaucho Heiland (18-2-0,9 ko) había tenido un combate durísimo -no había títulos en juego- ante el porteño Sanders (17-6-2, 11 ko). Para muchos fue empate, para otros ganó Sanders, muy pocos, sin embargo, entendieron que el combate había sido para Heiland.
Entre ellos los jurados. Juan Bressán (97-95,5) Néstor Sabino (97-95,5) y Osvaldo Sequeiros (97-95) fallaron a favor del local. Heiland, ganador, pudo haberse callado, como indica esa lógica ilógica. No pudo. “A mí las cuentas no me dan: fui un claro perdedor. Yo aprendo más con las derrotas que con las victorias y le quiero decir la verdad a mi gente”. No bromeaba Heiland. Tan mal se sentía que se sinceró: “Sanders me enseñó una lección de boxeo”. Sanders, atónito ante dicho testimonio, respondió: “No sé si la gané. Fue una pelea pareja. No esperaba esta actitud de Heiland”.
Quien no se sorprendió fue el padre de la criatura.
Es Gabino Giménez, ese experimentado entrenador, quien se enorgulleció de su pupilo en diálogo con Clarín . “Sebastián es un chico que tiene una honestidad muy grande. Lo tengo desde los 14 años, siempre fue muy sano. Los argentinos somos ventajeros, siempre queremos ganar. Nosotros, en cambio, no queremos que nos regalen nada”, expresó Giménez. Y reveló: “Para mí la pelea fue empate. Sanders puso las manos más justas. Si miran el rostros de ambos, se darán cuenta de que Heiland no ganó”.
A la vista de todos quedó que el zurdo Heiland, si bien dominó 3 de los primeros 4 rounds, se cansó, entró en una confusión y sufrió las réplicas exactas de Sanders. Tanto que en el 8°, Rodolfo Stella le descontó un punto al rionegrino porque tiró su bucal cuatro veces.
Giménez, consciente de ello, se lamentó: “Me equivoqué: quise transformar un peleador en un estilista. Ese fue mi mayor error”. Así y todo, el DT aún no entiende algunas actitudes. “Un juez me dijo: ‘Gabino, le dimos un puntito de más, fuimos benévolos, tiene que trabajar más a su dirigido’. No lo puedo creer, viejo. Estos fallos le hacen muy mal a nuestro boxeo”. Heiland, por estas horas, descansa a 37 kilómetros de Pigüé, en la casa de un amigo, en el pueblito de Goyena. Se siente frustrado. Quiere dejar el boxeo. Su nobleza gaucha ya ganó todo.